El síndrome de Angelman es una
enfermedad de causa genética que afecta al sistema nervioso. Los síntomas
consisten en retraso en el desarrollo sicomotor, epilepsia, una capacidad
lingüística reducida o nula, escasa receptividad comunicativa, baja
coordinación motriz, problemas de equilibrio y movimiento (ataxia). También se
pueden mostrar fácilmente excitables, con hipermotricidad, dificultad de
atención y un estado aparente de alegría permanente, con risas y sonrisas en
todo momento. Tiene una incidencia estimada de un caso por cada entre
15 000 a 30 000 nacimientos. En 1965 el Dr. Harry
Angelman, un médico inglés, describió a tres niños con características ahora
conocidas como el Síndrome de Angelman (SA). Observó que todos ellos tenían un
caminar rígido, inseguro, no hablaban, se reían excesivamente y tenían convulsiones.
Luego se publicaron otros casos, pero la condición fue considerada rara en ese
momento y muchos médicos hasta dudaron de su existencia. Los primeros informes
de Norte América aparecieron a comienzos de los años 80. En 1987, Ellen
Magenis, médica del Centro de Ciencia de Salud de Oregón identificó niños con
microdeleciones del cromosoma 15, que se suponía deberían sufrir del síndrome
de Prader-Willi (comentado en la entrada anterior del blog). Sin embargo, estos
pacientes tenían convulsiones y retraso severo en su evolución, características
que no se esperaban encontrar en el síndrome de PW. Rápidamente se determinó
que estos niños tenían microdeleciones
del cromosoma 15 proveniente de la madre, mientras que en el síndrome
Prader-Willi la deleción se observa siempre en el cromosoma 15 de origen
paterno. Éste fue un descubrimiento muy importante que finalmente facilitó el
camino para la delineación de varios mecanismos que causaban el SA, todos causados
por una disrupción en un gen ubicado en el cromosoma 15. También se supo que el
síndrome puede ser causado por la presencia de dos copias del cromosoma 15
paterno (1991), y que una región reguladora conocida como centro de la impronta
también puede ser dañada en el SA (1993).
En 1997, 10 años después
de que se identificara la deleción del cromosoma, se identificó el gen del SA
que fue llamado UBE3A. Este descubrimiento rápidamente llevo al desarrollo de
modelos animales e impulso las investigaciones en neurociencia que intentan
determinar cómo las alteraciones del UBE3A
causan daños en el desarrollo del sistema nervioso. Durante los últimos 20 años
hubo un incremento en el reconocimiento del SA en todo el mundo. El síndrome de
Angelman está también bien representado por los grupos de apoyo de padres y
familias en muchos países del mundo, por redes en Internet establecidas por las
familias, así como también redes de información médica en distintos sitios de
Internet. El síndrome de Angelman ha surgido como uno de varios síndromes
importantes que causan daños neurológicos, y muchos pediatras y neurólogos en
este momento están más concienciados de su existencia.
Se desconoce la incidencia
exacta del SA pero la mejor información probablemente surge de estudios de niños
escolares de edades entre 6 a 13 años que viven en Suecia y Dinamarca, donde el
diagnóstico de niños SA en clínicas médicas se contabilizó durante 8 años en
los que hubo 45.000 nacimientos. Los estudios de Suecia mostraron una
prevalencia del SA de aproximadamente 1/12.000, y los estudios de Dinamarca
mostraron un prevalencia mínima del SA de 1/10.000. Se debe observar que es
preferible utilizar el término ”prevalencia” en lugar de “incidencia“ dado que
los diagnósticos SA han sido realizados en grupos relativamente reducidos de niños
durante distintos períodos. Otros estudios han tratado de establecer la prevalencia
de SA entre grupos de individuos con retraso en el desarrollo. Los resultados
mostraron cifras de 0%, 1.3%, 1.4% y 4.8%. El trabajo de Buckley extrapoló sus datos para compararlos con la
población del estado de Washington (utilizando las cifras del censo de 1997) y
obtuvo un estimado de 1/20.000, cifra similar a la que frecuentemente se menciona
en un trabajo de revisión del 1992, pero sin referencia en términos de
metodología. Parece no haber estudios de prevalencia que hayan incluido a niños
recién nacidos para detectar la tasa del SA. Los estudios de prevalencia en la
población necesitarían considerar la longevidad en SA que está probablemente reducida
(dado el severo retraso mental y la presencia de convulsiones como factores de
riesgo), pero no hay informes de censos u otros datos concretos disponibles
para determinar disminución del período de vida. Del mismo modo no se sabe qué
porcentaje de personas con SA están sin diagnosticar, que se supone es
significativo. Consecuentemente, para estimar la cantidad de personas con SA
que viven en sociedad, sería inexacto dividir cualquier cifra de prevalencia
estimada del SA por la cifra total de población.
Dada esta
información, parece que la prevalencia de SA entre niños y adultos jóvenes es de
1/10.000 y 1/20.000. Se sugiere utilizar la cifra de 1/15.000 si se requiere
una sola cifra. Como proyección de población se pueden utilizar promedios
estimados de nacimientos. Por ejemplo, si un área tiene un promedio de
nacimientos de aproximadamente 200.000/año se podría calcular que nacerán cerca
de 13 bebés con SA cada año. El síndrome de Angelman no es reconocible usualmente
en los bebés porque los problemas de desarrollo no son específicos en esa
etapa. La edad más común del diagnóstico está entre los 2 y los 5 años, cuando
los comportamientos característicos y los rasgos son más evidentes. Los padres
pueden sospechar primero el diagnóstico después de leer algo acerca de SA o si
encuentran otro niño con la misma condición. Los niños con SA pueden tener una
boca relativamente amplia y lengua prominente, a veces acompañado con mentón prominente.
Muchos niños con SA también parecen compartir rasgos faciales normales con sus familiares.
Por eso es inusual que se los considere que tengan una apariencia facial
dismórfica. El Síndrome de Angelman es una condición clínica diferente,
principalmente por sus conductas típicas y evolución que le son propias. Un
resumen de los hallazgos en el neurodesarrollo y características físicas
(fenotipo) ha sido publicado con el propósito de establecer criterios clínicos
para su diagnóstico. Es importante remarcar que no es necesario que todos los
rasgos físicos estén presentes para diagnosticar el SA. Es más, suele surgir la
sospecha diagnóstica de SA cuando se reconocen primero las conductas típicas
del mismo (fenotipo conductual).
Genética
del Síndrome de Angelman
En 1997 las
mutaciones del gen UBE3A, ubicado en
el cromosoma 15, fueron identificadas como la causa de SA. Todos los mecanismos
conocidos que causan el SA interrumpen, inactivan o llevan a la ausencia de
este gen en el cromosoma 15 materno. Hay varias “clases genéticas” o mecanismos
que pueden alterar al UBE3A y de esa
forma causar el SA. El SA puede ser causado por una deleción del cromosoma
materno en la región 15q12 (donde reside el gen activo del UBE3A). El SA también
puede ser causado por herencia de 2 cromosomas 15 del padre, un fenómeno denominado
disomía uniparental (UPD) 5. Otra causa, llamada defecto del centro de la
impronta (ICD), ocurre cuando el cromosoma 15 heredado de la madre tiene la expresión
paterna del gen o sea que la expresión UBE3A
está silenciosa o anulada. El centro de la impronta (IC) está ubicado a cierta
distancia del gen UBE3A pero puede aún
así regularlo mediante un complejo mecanismo que es todavía motivo de intensas investigaciones.
Finalmente, el SA puede ser causado por una mutación en el gen del UBE3A derivado del cromosoma 15 materno.
El 10-15% de personas con rasgos clínicos de SA tiene estudios clínicos
normales. En este momento, no es claro si estos últimos tienen un diagnóstico
correcto o si existen otros defectos genéticos que causen el SA y que todavía
no hayan sido identificados.
El mecanismo genético
mas frecuente que causa el SA es la deleción del cromosoma 15q11.2-q13. La
región típica de deleción es realmente grande y se extiende hacia
aproximadamente 6 millones de moléculas pares de bases de ADN. La mayoría de
las deleciones se extiende desde el punto de ruptura 1 (BP1) hasta ya sea el
punto de ruptura 2 (BP2) o el 3 (BP3), y estas se denominan deleciones de clase
I ó II. Aproximadamente el 10% de las deleciones se extiende más allá de BP3,
por ejemplo como sucede en el sitio punto de ruptura 4 (BP4). Los nuevos
métodos de diagnostico clínico, tales como la hibridación genómica comparada,
pueden distinguir entre las deleciones I y II. En general los estudios diagnósticos
FISH no pueden determinar estos aspectos. Todas las deleciones eliminan el UBE3A del cromosoma materno. Las
deleciones también eliminan otros genes adicionales, como se ilustra en el
cuadro (por ejemplo genes receptores GABA)
pero la deleción de UBE3A causa,
esencialmente, todos los problemas asociados con el SA.
El gen UBE3A produce la proteína UBE3A (también
llamada E6-AP) y esta proteína es un componente importante de la ruta metabólica
del proteasoma-ubiquitina (esquematizada más abajo). Esta vía metabólica es
extremadamente importante para todas las células, especialmente para las
neuronas del cerebro. La vía permite a la ubiquitina, una proteína molecular, a
adherirse a ciertas proteínas, causando así su degradación. La ubiquitina es
una pequeña proteína (76 aminoácidos de longitud) que se puede adherir a otras
proteínas para iniciar la destrucción de las mismas). Como se muestra en el
esquema, las proteínas E1 y E2 (en amarillo) activan y transfieren ubiquitina a
la proteína E3. Hay muchos tipos diferentes de proteínas E3: la UBE3A es una de
ellas. UBE3A puede adherir la ubiquitina a las proteínas pre-marcadas (en rojo).
En la estructura del UBE3A el dominio HECT es muy importante, ya que se trata
de un reservorio molecular que permite que la ubiquitina y la proteína
pre-marcada se aproximen mucho, permitiendo el acoplamiento de la molécula
activada de ubiquitina. Se conocen algunas proteínas pre-marcadas o señaladas
por el UBE3A pero no se sabe cuál es la que está ligada exactamente a la disfunción
del cerebro en SA. El UBE3A también
está estrechamente asociado a la función sináptica neuronal. Se sabe que el UBE3A está improntado en las neuronas
del cerebro. Esto significa que el gen UBE3A
derivado del cromosoma 15 paterno es casi inactivo en su totalidad, en muchas
regiones del cerebro, mientras que el gen derivado del cromosoma 15 materno es
normalmente activo. Las neuronas del cerebro son normales aún cuando ellas
tengan solamente una copia activa del gen UBE3A.
El hecho que las deleciones del cromosoma ocurren en los cromosomas 15 maternos,
indica que el UBE3A está activo sólo en el cromosoma materno, de ahí que la deleción
elimina la única copia activa del gen. Las alteraciones de los genes en los cromosomas
15 de origen paterno causan otras enfermedades del desarrollo como es el caso del
Síndrome de Prader Willi (SPW).
Este síndrome también
involucra genes improntados que, aunque distintos, están ubicados cerca del UBE3A. El SA y SPW son prácticamente
únicos porque casi todas las enfermedades genéticas no presentan estos tipos de
efectos de impronta genética. El término “herencia
improntada” puede ser difícil de comprender. Para que un gen improntado sea
normalmente heredado y activo, en el cromosoma parental correcto (es decir,
como ocurre en personas normales), debe haber un mecanismo para poder revertir
la expresión de los genes en ciertos momentos del desarrollo de los óvulos y el
embrión. Por ejemplo, cuando un padre normal produce esperma, sin importar si dicho
esperma termina teniendo el 15 materno o paterno, todo ese material genético debe
ser “improntado” de modo que sus genes UBE3A
serán silenciados. Lo opuesto ocurre en la madre normal, cuyos óvulos deben
tener todos sus genes UBE3A activos. Los
genes improntados son así capaces de hacer que las instrucciones de actividad
sean borradas y re-improntados. El árbol genealógico ilustra cómo la herencia
improntada puede causar repetición del SA aún en parientes con lazos
relativamente lejanos. Cuando se hereda la mutación del UBE3A en
una familia, las personas que heredan la mutación pueden tener el SA, pero otros
pueden ser normales. Al heredar la mutación del UBE3A del padre (esquematizado como un cuadrado con círculo pequeño
en la parte izquierda y superior del árbol genealógico) no tiene defectos
detectables en sus hijos/as inmediatos, dado que él ha pasado un gen UBE3A silencioso e inactivo. No importa
si este gen tiene una mutación por cuanto cada uno de sus niños heredaron
también un cromosoma 15 normal (es decir, un gen UBE3A normal y activo) de su madre. Sin embargo, si su hija portadora
de la mutación transmitiera esa misma mutación a algún niño/a, él o ella tendrán
SA porque ese niño tendría también un UBE3A
inactivo heredado de su padre, y ese es el motivo por el cual ahora no hay
esencialmente ninguna actividad UBE3A
presente. El mismo tipo de modelo de herencia puede verse en algunas familias
con defectos en el Centro de la Impronta.
Consejo
Genético y Síndrome de Angelman
Los siguientes
aspectos deben ser considerados para comprender los riesgos genéticos del SA.
Dadas las complejidades para evaluar los riesgos de recurrencia, se aconseja la
consulta genética con un experto familiarizado en este síndrome.
1)
Deleción del cromosoma 15
Más del 98% de los
casos de deleción ocurren por un factor espontáneo y entonces no se heredan:
para estas familias el riesgo de recurrencia es menor al 1%. Sin embargo, el 1-2%
de las deleciones ocurren por una anormalidad heredada del cromosoma materno 15,
tal como una la translocación cromosómica balanceada. Otro grupo reducido
(p.ej. sólo unos pocos casos informados en los escritos) pueden tener SA debido
a una muy pequeña deleción de herencia materna, que involucra un área muy chica
alrededor del cromosoma incluyendo el gen UBE3A.
Para estos casos, y dependiendo del tipo de anormalidad presente, el riesgo de
recurrencia materna aumenta. El estudio cromosómico de la madre, incluyendo FISH,
puede ayudar a descartar las anormalidades heredadas del cromosoma 15.
2)
Disomía paterna uniparental (UPD)
Más del 99% de los
casos (UPD) ocurre como un evento aparentemente espontáneo, no heredado. Si una
persona tiene SA debido a UPD y tiene un cariotipo normal, se debe presentar un
análisis cromosómico de la madre para descartar la rara posibilidad de que una
translocación Robertsoniana o si un cromosoma marcador haya sido el factor
causante (p.ej. vía generación de gameto materno que fue nulisómico para el cromosoma
15, con la subsecuente “corrección” poscigótica de la disomía paterna).
3)
Defecto del Centro de Impronta
Existen dos tipos de
defectos de IC: deleciones y no-deleciones. Los casos de no-deleción no
aparentan ser heredados y tienen menos de <1% de riesgo de recurrencia. La
mayoría de las deleciones del IC no son heredadas, pero una proporción
importante de ellas lo es (p.ej. heredadas de la madre) y esto confiere un 50%
de riesgo de recurrencia.
4)
Mutaciones UBE3A
La mutación del gen
UBE3A se puede producir ya sea espontáneamente (p.ej, no heredada y sin riesgos
mayores de recurrencia) o puede ser heredada de la madre y tener un 50% de
riesgo de recurrencia (ver punto 7 “Herencia improntada”).
5)
Personas con SA con mecanismo desconocido (los 4 mecanismos previos han sido
eliminados)
Para padres de hijos
que tienen estudios genéticos aparentemente normales (sin evidencia de
deleción, defecto de la impronta, UPD11 o mutación de UBE3A) y cuyos hijos son
diagnosticados sólo clínicamente, no se sabe cual es el riesgo de recurrencia. Existen
probabilidades de un riesgo aumentado, pero quizás no exceda el 10%.
6)
Mosaicismo en las células germinales
Este término se
refiere a un fenómeno en el cual hay un defecto genético en las células
gonadales (ovario en el caso de la madre) pero no en otras células del
cuerpo. Este hecho puede conllevar erróneamente la determinación de riesgos
porque un estudio genético de las células de la sangre de la madre, por
ejemplo, será normal, cuando, de hecho haya un defecto genético en la línea
germinal de las células de su ovario. Afortunadamente, el mosaicismo en la
células gonadales es muy infrecuente. Sin embargo ha sido observado en el SA
causado por el mecanismo de deleciones del cromosoma 15, deleciones del Centro de
la Impronta y mutaciones del UBE3A.
7)
Herencia improntada
Las mutaciones de
UBE3A y deleciones del centro de la impronta pueden exhibir herencia improntada
en el cual el padre portador puede pasar a sus niños este mismo defecto
genético sin importar el sexo, sea niño o niña. Ese hijo/a podrá ser portador/a
de SA. Cuando se determina un mecanismo genético heredado en el SA, es necesario
que todos los miembros de la familia se realicen estudios genéticos para así
identificar a los portadores del defecto.
Para
aclarar cualquier duda, si quiere más información o si quiere solicitar una
consulta, no dude en contactar con las consultas externas del Hospital Dr.
Gálvez en www.hospitalgalvez.com, por correo electrónico en la dirección consultas@hospitalgalvez.com o llamando al teléfono 952062808.
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