lunes, 29 de mayo de 2017

Enfermedades Genéticas del Tejido Conectivo: Síndrome de Ehlers-Danlos

Los Síndromes de Ehlers-Danlos (EDS) son un grupo de enfermedades que afectan el tejido conectivo, que apoya la piel, huesos, tendones, ligamentos, vasos sanguíneos y otros órganos. Los signos y síntomas del síndrome varían según el tipo de síndrome de Ehlers-Danlos y van desde juntas (articulaciones) que son un poco sueltas a problemas muy graves. La mayoría de los tipos tienen articulaciones que se pueden mover más de lo normal (hipermovilidad) principalmente en el tipo llamado síndrome de Ehlers-Danlos tipo hipermóvil (EDS tipo III).  El ESD fue descrito por primera vez por Job Von Meekeren, un cirujano de Amsterdam, en el año 1682  aunque en forma incompleta, identificando la hiperlaxitud y la hiperelasticidad de la piel en individuos jóvenes quienes presentaban problemas articulares de diverso tipo. En general la hipermovilidad articular es considerada como una habilidad o “un juego de niños”, en vez de un problema potencialmente serio. Muchas personas tienen articulaciones hipermovibles, sin síntomas, hipermovilidad articular (HA). Su prevalencia es difícil de establecer debido a que se han usado diferentes criterios diagnósticos y porque su frecuencia varía dependiendo de la raza, edad y sexo. Existiría en 10% a 15% de la población occidental. Su frecuencia es mayor en los asiáticos y africanos, y en éstos, más que en los caucásicos. Es más frecuente en mujeres y niños.


En la mayoría de los casos el compromiso es pauciarticular, lo que dificulta el diagnóstico. Muchas personas con EDS también tienen una piel suave y aterciopelada que es muy elástica y frágil. Las personas afectadas presentan moretones con cualquier golpe y en algunos tipos también hay cicatrización anormal. Algunos tipos del síndrome, principalmente el tipo vascular y tipo cifoscoliosis, pueden tener problemas graves y que pueden ser mortales. El síndrome de Ehlers-Danlos puede ser causada por mutaciones en diferentes genes. La forma de herencia varía según el tipo. No tiene cura por el momento. El tratamiento depende de los problemas que se presenten y puede incluir fisioterapia y medicamentos para aliviar los síntomas.






Actualmente se reconocen 13 tipos diferentes:

·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo clásico 
·       Síndrome de Ehlers-Danlos por déficit de tenascina-X (tipo similar al síndrome de             Ehlers-Danlos tipo clásico)
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo cardíaco valvular
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo hiperlaxo (hipermóvil)
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo vascular
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo cifoscoliosis
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo artrocalásico
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo dermatosparaxis
·       Síndrome de la córnea frágil (antiguamente llamado tipo VIB)
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo displásico espondiloqueiral
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo musculocontractural
·       Síndrome de Ehlers-Danlos tipo periodontitis (antiguamente llamado tipo VIII)
·      Síndrome de Ehlers-Danlos tipo miopático: caracterizado por tono muscular disminuido    y/o  atrofia muscular, que mejora con la edad, contracciones de las articulaciones de la    rodilla, cadera y codo y por hipermovilidad de las articulaciones distales (como las de      las muñecas, las manos o de los tobillos y pies). Causada por mutaciones en              el gen COL12A1.   

Los síndromes de Ehlers-Danlos son causados por mutaciones en varios genes diferentes dependiendo del tipo específico: ADAMTS2, COL1A1, COL1A2, COL3A1, COL5A1, COL5A2, PLOD1 y TNXB. En algunos casos no se conoce el defecto genético. Las mutaciones en estos genes cambian la estructura, la producción o la transformación  de colágeno o proteínas que se relacionan con el colágeno. El colágeno da estructura y resistencia a los tejidos conectivos en todo el cuerpo. Un defecto en el colágeno puede debilitar el tejido conectivo en la piel, los huesos, vasos sanguíneos, y órganos, resultado en las características de la enfermedad. La forma de herencia de los síndromes de Ehlers-Danlos varía según el tipo:

·   El tipo clásico, el tipo artrocalásico, el tipo hipermóvil, el tipo periodontitis, y algunos casos del tipo miopático generalmente son heredados de forma autosómica dominante
· El tipo dermatosparaxis, el tipo cifoscoliosis, el tipo vascular, el tipo cardíaco-vascular, el tipo musculocontractural, el tipo espondilo-displástico, el tipo de la córnea frágil, el tipo clásico-like, y algunos casos del tipo miopático son heredados de forma autosómica recesiva.





De los tipos más raros la herencia es autosómica recesiva en casi todos menos en:

  • El síndrome de Ehlers-Danlos tipo hipermóvil familiar (antiguamente llamado tipo XI): Herencia autosómica dominante
  • Forma variante de Ehlers-Danlos asociada a heterotopía periventricular nodular: Herencia ligada al cromosoma X 
  • Síndrome de Ehlers-Danlos ligado al X (tipo V): Herencia ligada al cromosoma X





Para aclarar cualquier duda, si quiere más información o si quiere solicitar una consulta, no dude en contactar con las consultas externas del Hospital Dr. Gálvez en www.hospitalgalvez.com, por correo electrónico en la dirección consultas@hospitalgalvez.com o llamando al teléfono 952062808.












jueves, 25 de mayo de 2017

Anemias Hemolíticas Hereditarias

Las anemias hemolíticas hereditarias se deben a defectos congénitos de alguno de los 3 componentes de los hematíes: la membrana, las enzimas o la hemoglobina.

Trastornos de la membrana de los hematíes:

1.    Esferocitosis hereditaria.


Este proceso se caracteriza por la presencia de hematíes esféricos debido a un defecto molecular que afecta a una de las proteínas del citoesqueleto de la membrana eritrocitaria, y que da lugar a la pérdida de porciones de la membrana y por tanto a una disminución del cociente superficie/volumen y, consecutivamente, a esferocitosis. Este proceso suele tener una herencia autosómica dominante y una incidencia aproximada de 1:1000 a 1:4500. En un 20% de pacientes, la ausencia de alteraciones hematológicas en los familiares sugiere que la herencia es autosómica recesiva o, menos veces debida a una mutación espontánea. A veces, el proceso se manifiesta en la primera infancia, pero es frecuente que su diagnóstico no se haga hasta la vida adulta. Los principales signos clínicos son anemia, esplenomegalia e ictericia. En los huesos largos se observa hiperplasia eritroide compensadora de de la médula ósea. Como la capacidad de la médula ósea para aumentar la eritropoyesis es de seis a ocho veces lo normal y esto supera habitualmente la intensidad de la hemólisis en esta enfermedad, la anemia suele ser leve o moderada y puede incluso faltar del todo en un individuo que, por lo demás está sano. La alteración molecular de la esferocitosis hereditaria afecta a las proteínas del citoesqueleto estructural, principalmente a las que son responsables de anclar la doble capa de lípidos a la red del citoesqueleto básico. Casi todos los paciente tienen un déficit significativo de espectrina que, algunas veces, es secundario a un defecto molecular hereditario de esa proteína. Alrededor del 50% de los pacientes tiene también un defecto de ankirina, una proteína que forma un puente entre la proteína 3 y la espectrina. Los pacientes con herencia recesiva del déficit de ankirina tienen una anemia más intensa que aquellos otros pacientes, más frecuentes, que heredan el defecto de forma dominante. Un 25% aproximadamente de los pacientes tiene una mutación que origina un déficit de la proteína 3 y una anemia ligera cuya herencia es dominante.





2.    Eliptocitosis hereditaria y piropoiquilocitosis hereditaria

En las aves, los reptiles, el camello y la llama se encuentran normalmente hematíes de forma ovalada o elíptica; pero en los seres humanos esta morfología de los hematíes sólo se observa en cuantía considerable en la eliptocitosis hereditaria, un trastorno que se hereda como un rasgo autosómico dominante y que afecta a 1 de cada 4000 o 5000 habitantes, incidencia similar a la de la esferocitosis hereditaria. La forma ovalada se adquiere cuando los hematíes se deforman al atravesar la microcirculación y ya no recuperan su forma bicóncava inicial. En la mayoría de los afectados esto se debe a una alteración estructural de la espectrina eritrocitaria que da lugar a un ensamblaje deficiente del citoesqueleto. En algunas familias, los individuos afectos tienen un déficitl de la proteína de la membrana eritorictaria, que es importante para estabilizar la unión de la espectrina con la actina del citoesqueleto; los homocigotos con ausencia total de esta proteína tienen una hemólisis más intensa. La inmensa mayoría de los pacientes sólo tiene una hemólisis leve, con cifras de hemoglobina de más de 120 g/L, menos del 4% de reticulocitos, niveles bajos de haptoglobina y supervivencia de los hematíes justo por debajo de los límites normales. En un 10 a 15% de pacientes en los que las alteraciones son más acusadas, la incidencia de hemólisis es considerablemente mayor, la supervivencia media de los hematíes es tan breve como 5 días y los reticulocitos se elevan hasta el 20%. Haya o no anemia, en un 25% de los casos como mínimo, y mas frecuentemente en mas del 75% de ellos se observan hematíes elípticos, con un cociente axial (anchura/longitud) menor de 0,78. Los pacientes con hemólisis suelen tener microovalocitos, hematíes de formas extrañas y fragmentos de hematíes; todos ellos aumentan en número después de la esplenectomía. La intensidad de la hemólisis con guarda relación con el porcentaje de eliptocitos. La fragilidad osmótica suele ser normal, pero puede estar aumentada en los pacientes con hemólisis manifiesta.
La piropoiquilocitosis hereditaria es un trastorno poco frecuente que tiene relación con la eliptocitosis hereditaria, pues existen casos de ambas anomalías en la misma familia. Se caracteriza por hematíes microcíticos y de forma extraña que se rompen a temperaturas de 44 a 45º C (mientras que los hematíes normales resisten hasta hasta 49º C). se debe a un déficit de espectrina y a una alteración del autoensamblaje de la espectrina. La hemólisis suele ser intensa, se diagnostica en la niñez y responde parcialmente a la esplenectomía.

3.    Estomatocitosis hereditaria

Los estomatocitos son hematíes cóncavos por una de sus caras y covexos por la otra. Esto produce una zona central hendida, en forma de boca de pez, que aparece pálida en los frotis secos. El síndrome de anemia hemolítica hereditaria con estomatocitos se hereda con carácter autosómico dominante. Los hematíes son más permeables al sodio y al potasio de lo normal, hecho que está compensado por el mayor transporte activo de estos cationes. En algunos pacientes hay hematíes hinchados que contienen agua e iones en exceso y una disminución de la concentración de hemoglobina corpuscular media (estomatocitos sobrehidratados, “hidrocitosis”); en muchos pacientes falta la proteína estomatina de la membrana eritrocitaria. En otros pacientes, los hematíes están encogidos, con menor contenido de agua y de iones, y aumento de la concentración de hemoglobina corpuscular media (estomatocitos deshidratados, “xerocitosis”). La mayoría de los pacientes tiene esplenomegalia. La esplenectomía disminuye pero no corrige del todo el proceso hemolítico; sus indicaciones son las mismas que en la esferocitosis hereditaria.







Defectos enzimáticos de los hematíes.

Mientras maduran, los hematíes van perdiendo su núcleo, los ribosomas y las mitocondrias y, por tanto, su capacidad para la síntesis de proteínas y la fosforilación oxidativa. El metabolismo intermediario de los hematíes maduros circulantes es bastante simple en consonancia con sus moderadas exigencias metabólicas. El hematíe tiene que obtener el ATP por la vía de Embden-Meyerhof para poder impulsar la bomba de cationes que mantiene el medio iónico intraeritrocitario. También se necesita energía en pequeña cantidad para mantener al hierro de la hemoglobina en estado ferroso (Fe++) y quizá para renovar los lípidos de la membrana eritrocitaria. Aproximadamente un 10% de la glucosa que consumen los hematíes se metaboliza a través de la vía de la hexosamonofostato. Esta vía protege a la hemoglobina y a la membrana de los oxidantes exógenos, entre ellos ciertos fármacos.

1.    Defectos de la vía de EMBDEN-MEYERHOF

En general, todas estas enzimopatias tienen una fisiopatología y unas manifestaciones clínicas parecidas. Los pacientes presentan una anemia congénita no esferocítica de intensidad variable. Los hematíes suelen tener un déficit relativo de ATP, y como consecuencia de ello se pierde parte del potasio intracelular. Las alteraciones morfológicas de los hematíes indican que la membrana eritoricitaria esta afectada por el defecto enzimático. Estos hematíes tienen tendencia a ser más rígidos y a ser secuestrados mas fácilmente por el sistema mononuclear-fagocítico. Algunos de estos déficit de las enzimas glucolíticas, como la piruvatocinasas (PK) y la hexocinasa, son exclusivos de hematíe, sin que se haya observado alteración metabólica evidente en los leucocitos ni en otras células que han sido estudiadas; en el caso de déficit de PK, esto se debe a isoenzimas que son exclusivas del hematíe. En otros trastornos, el déficit enzimático es más extenso. En el déficit de isomerasa de glucosafosfato y en el déficit de kinasa de fosfoglicerato participan también los leucocitos, aunque los individuos afectados aparentemente no tienen alteraciones de la función leucocitaria. Las personas con déficit de isomerasa de triosafosfato tienen niveles bajos de esta enzima en los leucocitos, en las células musculares y en el líquido cefalorraquideo. Además están afectados por un proceso neurológico progresivo. Algunos pacientes con déficit de fosfofrutocinasa tienen una miopatía.

Alrededor del 95% de todos los defectos conocidos de las enzimas glucolíticas se deben al déficit de PK, y un 4% al déficit de isomerasa de glucosa-fosfato. El déficit de PK es consecuencia de diversas mutaciones. Algunas de estas mutaciones de sentido erróneo dan lugar a reacciones disminuidas con el sustrato (fosfoenolpiruvato) con una molécula potenciadora (fructosa 1,6-difosfato) o con el ADP. Por eso las manifestaciones clínicas y los datos de laboratorio son muy variables dentro de la población de sujetos afectados por el déficit de PK. La mayoría de ellos son heterocigotos compuestos que han heredado un defecto enzimático distinto de cada progenitor. La mayor parte de los defectos de las enzimas glucolíticas se heredan de forma recesiva. Por tanto, los padres de los sujetos afectados son heterocigotos. Estos, en general, poseen la mitad de nivel normal de la actividad enzimática defectuosa, lo cual es más que suficiente para mantener una función metabólica normal. Por ello son individuos completamente asintomáticos. Como la frecuencia de los genes de este grupo de enzimopatias es baja, no es sorprendente que los homocigotos verdaderos sean muchas veces descendientes de una pareja formada por sujetos consanguíneos. Con mayor frecuencia los individuos afectados son heterocigotos compuestos. El déficit de kinasa de fosfoglicerato se hereda como un proceso ligado al sexo. Los varones afectados sufren una anemia hemolítica intensa, mientras que las mujeres portadoras pueden tener un trastorno hemolítico leve.




2.    Defectos en la vía de la Hexosa-Monofosfato

El hematíe normal posee una dotación suficiente para protegerse contra los agentes oxidantes. Durante la exposición a un fármaco o agente tóxico capaz de generar radicales de oxígeno, la cantidad de glucosa que se metaboliza a través de la vía de la hexosa monofosfato aumenta normalmente varias veces. De esta forma se regenera el glucation reducido y se protege de la oxidación de los grupos sulfidrilo de la hemoglobina y a la membrana de los hematíes. Los individuos con defectos heredados de la vía de la hexosa-monofosfato no pueden mantener en sus hematíes un nivel suficiente de glucation reducido. Como consecuencia de ello los grupos sulfidrilo de la hemoglobina se oxidan, y la hemoglobina precipita dentro del hematíe formando los cuerpos de Heinz.






3.    Déficit de G6PD

Se trata del más frecuente de los defectos congénitos de esta vía; afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo y, los mismos que la hemoglobina S, es probable que proteja parcialmente al paciente de padecer paludismo, al crear un alojamiento defectuoso para el merozoito. Existe gran heterogeneidad genética entre los individuos afectados, habiéndose descrito más de 400 variedades de déficit de G6PD. En la mayoría de los casos la alteración consiste en la sustitución de una o más bases, lo que va seguido del cambio de un aminoácido por otro, pero no en una deleción o truncamiento de la proteína. Las mutaciones generan diferencias en la movilidad electroforética, la cinética de las enzimas, el pH óptimo y la estabilidad al calor. Estas diferencias justifican la gravedad clínica tan variable, que va desde una anemia hemolítica no esferoscitica sin agresión oxidante demostrable, pasando por una anemia hemolítica que sólo se manifiesta ante un estímulo oxidante leve o intenso, hasta la ausencia completa de alteraciones detectables. La G6PD normal se conoce como tipo B. El gen de la G6PD está situado en el cromosoma X. por eso, este déficit es un rasgo ligado a X. Los varones afectados (homicigotos) heredan el gen anormal de su madre, que suele ser una portadora (heterocigota). Debido a la inactivación de uno de los dos cromosomas X, el heterocigoto tienen dos poblaciones de hematíes: una normal y otra con déficit de G6PD. La mayoría de las mujeres son portadoras asintomáticas. Las mujeres en quienes casualmente se descubre un elevado porcentaje de hematíes deficitarios en esta enzima se parecen a los varones hemicigotos. Normalmente, la actividad de la G6PD desciende un 50% durante los 120 días que dura la vida de un hematíe. Los problemas clínicos aparecen solamente cuando las personas afectadas se someten a alguna forma de agresión ambiental. Lo más frecuente es que los episodios de hemólisis sean desencadenados por infecciones víricas y bacterianas. Se desconoce el mecanismo por el que ocurre esto. Además, los fármacos y agentes tóxicos que amenazan con oxidar a los hematíes (los más frecuentes son las sulfamidas, los antipalúdicos y la nitrofurantoína) producen hemólisis en los individuos con déficit de G6PD.


4.    Otros defectos de la vía de la Hexosa Mono-fosfato

Se conocen algunas familias que presentan un déficit congénito de glucation en los hematíes debido a un defecto de cualquiera de las dos enzimas responsables de la síntesis de este tripéptido. Los individuos afectados padecen anemia hemoítica con cuerpos de Heinz que se agrava con los agentes oxidantes. Se ha publicado la existencia del déficit de reductasa de glucation, pero no está plenamente demostrada su relación con una hemólisis clínicamente importante.


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lunes, 22 de mayo de 2017

Enfermedades Neurológicas Hereditarias: Ataxia de Friedreich

Las ataxias son un grupo de padecimientos neurodegenerativos caracterizados por disfunción cerebelosa que se subdividen en dos grandes grupos: hereditarias y no hereditarias. Las ataxias hereditarias pueden presentar patrón de herencia autosómico-dominante, autosómico-recesivo, recesivo ligado al X y mitocondrial. Cada uno de estos patrones de herencia muestra a su vez una enorme heterogeneidad genotípica y fenotípica, lo cual dificulta su diagnóstico basado en la clínica. Además, existen grandes diferencias en la frecuencia poblacional de cada subtipo de ataxia, por ejemplo la ataxia de Friedreich (AF) es la variante más común en personas de población caucásica, infrecuente en población mexicana e inexistente en población japonesa. Algo similar ocurre con otras variantes tanto dominantes como recesivas, por lo cual es importante conocer la distribución de las ataxias en cada población.

La forma más frecuente de ataxia hereditaria es la ataxia de Friedreich (FRDA, MIM 229300) con una prevalencia de de 4,7 por cada 100.000 habitantes, la cual se transmite con herencia autosómica recesiva. Esta enfermedad se inicia alrededor de la pubertad con un cuadro progresivo de ataxia de la marcha y de las extremidades, disartria, arreflexia de los miembros inferiores, reflejo de Babinski, anomalías esqueléticas (escoliosis y pie cavo) y una neuropatía axonal sensitiva. La mayoría de los enfermos desarrollan una miocardiopatía hipertrófica y en un 10 % de ellos una diabetes mellitus. Mediante el análisis de ligamiento con marcadores polimórficos del DNA el grupo de la Escuela de Medicina del Hospital St. Mary's de Londres, localizó en 1988 el locus FXN en el cromosoma 9cen-q13, confirmado posteriormente en 1989 por el grupo de la Universidad de Estrasburgo.


El gen FXN codifica una proteína de 210 aminoácidos denominada frataxina. La frataxina tiene un péptido señal de mitocondria y se localiza en la matriz mitocondrial, pegada a su membrana interna. La forma procesada tiene un tamaño de 18 kDa. Su función no se conoce bien todavía, aunque está involucrada en varios procesos fisiológicos de la mitocondria. No se conoce tampoco ninguna proteína que tenga las características de secuencia y estructurales de la frataxina, aunque, eso sí, se conocen frataxinas en toda la escala filogenética, desde bacterias hasta células eucariotas superiores. No es este el lugar de repasar todas las funciones atribuidas a la frataxina humana; no obstante, recientemente se ha demostrado en el laboratorio que la frataxina interactúa con proteínas de la cadena respiratoria mitocondrial y que podría jugar un papel como modulador en el transporte de electrones. En la actualidad, se sabe que la expresión de frataxina varía dependiendo de la etapa del desarrollo y del tejido que se estudie es abundante en tejido cardíaco y cordones posteriores; en menor grado, en hígado, páncreas y músculo. De hecho, estudios en embriones de ratón demuestran la presencia de niveles bajos de frataxina en el neuroepitelio y, en contraste, niveles mayores después del nacimiento.




La mutación más frecuente en los pacientes con ataxia de Friedriech es una expansión del triplete GAA en el gel FXN. El análisis molecular mostró que la expansión GAA se encontraba en el 96 % de los cromosomas mutantes, por lo que la tasa de enfermos homozigotos para la expansión era del 94 %. Los tamaños de las expansiones patológicas variaban entre 210 y 1210 repeticiones GAA (los alelos normales habían mostrado un rango entre 6 y 34 repeticiones). Posteriormente, analizando los alelos mutantes no expandidos en enfermos heterozigotos se encontró una segunda mutación. Éstas eran mutaciones puntuales del tipo nonsense (sentido erróneo) o de splicing, lo que sugería que la proteína que sintetizaba debía ser truncada. La mutación clásica de AF resulta en haploinsuficiencia. El trinucleótido expandido disminuye la transcripción al inducir una estructura de triple hélice en un segmento del ADN, en el que una cadena contiene exclusivamente purinas y la otra pirimidinas; mientras más grande es el expandido, mayor es la inhibición sobre la transcripción y, por tanto, sobre la cantidad de proteína sintetizada.

Modelos biológicos, como saccharomyces cerevisiae (la levadura de cerveza), han permitido crear la hipótesis sobre la función de la frataxina al observar que el gen homólogo está involucrado en el metabolismo de hierro. Los niveles bajos de proteína inducen altas concentraciones de hierro en la mitocondria y condicionan alteraciones en las funciones respiratorias de la misma. De manera más exacta, las altas concentraciones de hierro en la mitocondria originan radicales hidroxilos que dañan a los lípidos, a las proteínas y al genoma mitocondrial. Aún no se ha establecido la razón por la que la enfermedad afecta primordialmente al sistema nervioso y al corazón, pero se sabe que en estos tejidos hay mayor expresión de frataxina. Lo que tampoco se ha podido explicar es porqué otros tejidos en los que hay gran número de mitocondrias no manifiestan la enfermedad. Se ha postulado que la expresión de frataxina y su inducción de enfermedad en un tejido no está relacionada únicamente con la cantidad de mitocondrias o la actividad celular del hierro en ese tejido, sino más bien con tejidos celulares altamente diferenciados, en los que el reemplazo de las células enfermas no puede llevarse a cabo.






El pronóstico para cualquier enfermedad neurodegenerativa siempre es reservado y tanto la AF como otras ataxias, no son la excepción. Aun cuando para AF se ha evidenciado relación entre el tipo de mutación hallada y el cuadro clínico, no es posible determinar el tiempo de evolución de la enfermedad, ni el grado de deterioro de un paciente antes de su muerte. Es evidente que, como en otras enfermedades neurodegenerativas, la edad de inicio ocupa un papel importante en el grado de deterioro al que el paciente puede llegar. De hecho, se ha mencionado que el manejo de las complicaciones asociadas antes de su aparición, puede prevenirlas. La identificación del gen causal y las mutaciones de las ataxias revisadas son el primer paso para comprender la fisiopatología, lo que aún está muy lejos del desarrollo de modelos terapéuticos eficaces y más aún de medidas preventivas. El diagnóstico de un paciente con ataxia o de sus familiares portadores de mutaciones (en el caso de ataxias autosómicas recesivas y ligadas a X) mediante consejo genético pueden facilitar un correcto diagnóstico de inicio temprano a pesar de que la diversidad de padecimientos similares es muy amplia. Deben establecerse diagnósticos diferenciales tanto en aquellos pacientes con una historia familiar que tenga un patrón de herencia recesivo, como en los casos esporádicos.

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jueves, 18 de mayo de 2017

Síndrome de Cowden

El Síndrome de Cowden (SC)  es un proceso genético poco común que se caracteriza por la aparición de múltiples tumores hamartomatosos de origen ectodérmico, mesodérmico y endodérmico . El SC afecta principalmente a individuos de raza caucásica con un marcado predominio femenino y, aunque la prevalencia estimada del SC es de alrededor de 1/200.000 habitantes, probablemente sea superior debido a la existencia de formas subclínicas no diagnosticadas. Las manifestaciones mucocutáneas son las más características y constantes en el SC estando presentes en un 99-100% de los casos al final de la tercera década de la vida. Entre las lesiones mucocutáneas más específicas del SC destacan los tricolemomas de localización preferentemente facial, fibromas escleróticos múltiples, pápulas queratósicas palmoplantares con depresión central, papilomatosis oral y múltiples pápulas inespecíficas periorificiales. Otras manifestaciones cutáneas incluyen lipomas, angiolipomas o hemangiomas. En dos tercios de los pacientes se objetivan alteraciones tiroideas, en especial bocio, adenomas tiroideos, quistes tiroglosos y en aproximadamente un 10% adenocarcinoma típicamente folicular. La enfermedad fibroquística de la mama ocurre en el 75% de las mujeres afectas de SC siendo el cáncer de mama el principal riesgo para dichas pacientes con un riesgo del 25-50%. También se pueden observar otras alteraciones ginecológicas como quistes ováricos, disfunción endometrial o leiomiomas y adenocarcinomas de endometrio entre otros. Entre las manifestaciones extracutáneas del SC también encontramos la presencia de múltiples pólipos hamartomatosos menores de 5 mm con bajo potencial de malignización que, aunque suelen localizarse en el colon, se pueden observar en cualquier parte del tracto gastrointestinal. En el tracto urinario se pueden hallar pólipos y carcinoma transicional en la vejiga así como carcinomas renales. La macrocefalia por craniomegalia es la alteración esquelética observada más frecuentemente llegando a afectar al 80% de estos pacientes. Otras anomalías esqueléticas son la fascies adenoidea, alteraciones en el paladar duro, pectus excavatum, quistes óseos o sindactilia. No es infrecuente el retraso mental en estos pacientes. El diagnostico del Síndrome de Cowden parece ser un reto debido a su variable presentación clínica. Se estima que la incidencia del SC era de 1/200.000, sin embargo en la actualidad es más alta. Es una enfermedad que va desde los 4 años de edad hasta los 75 años de edad con un promedio de 39 años. 




Los estudios genéticos han determinado que un 80 % de los pacientes son portadores de mutaciones en el gen supresor de tumores PTEN (phosphatase and tensin homolog deleted on chromosome 10) llamado también MMAC1 (mutated in multiple advanced cancers) o TEP1 (Transforming growth factor-regulated and epithelial cell enriched phosphatase) ubicado en el brazo del cromosoma 10q23. El gen PTEN inhibe el crecimiento tumoral actuando como regulador del crecimiento celular potenciado por la tirosinkinasa, por otro lado, la proteína PTEN promueve la muerte celular, por lo tanto, su mutación produce sobreproducción de células dando lugar a los crecimientos hamartomatosos. Una mutación idéntica del gen PTEN, se ha encontrado en el síndrome de Bannayan-Zonana, el cual comparte algunas características clínicas con la SC, aunque los pacientes tienen menor tendencia al cáncer, lo que sugiere que la mutación del gen PTEN no es el único factor responsable que conduce a la enfermedad.






PTEN codifica dualmente una proteína y una fosfatasa lipídica que regula la vía de señalización fosfoinositol- 3-kinasa/akt la cual pueda dar como resultado en un arresto del ciclo celular en la fase G1 y apoptosis. PTEN puede desfosforilar o fosforilar directa o indirectamente la kinasa de adhesión focal (Focal adehesion kinase FAK), PTEN, es un supresor de la vía fosfatidilinositol 3 kinasa (PI3K) convirtiendo fosfatidilinositol 3,4,5-trifosfato (PIP3) en fosfatidilnositol 4,5-bifosfato (PIP2), resultando en una inhibición de la migración celular o en una expansión de la misma. Dada la importancia del PTEN como gen supresor tumoral, mutaciones en las líneas germinales de PTEN han estado vinculados con varios Síndromes autosómicos dominantes productores de hamartomas incluyendo SC, Síndrome de Bannayan-Riley-Ruvalcaba, y el Síndrome de Lhermitte-Duclos. En el caso de la Enfermedad de Cowden, en el 80% de los pacientes se han encontrado mutaciones en la línea germinal de PTEN, ya sea en la secuencia de códigos de PTEN, en el promotor PTEN, o en el extremo no traducido 5’ y 3’, resultando en inhibición de la translocación o una inactividad catalítica, inmadura o inestable de la proteína PTEN, la cual va hacia una rápida degradación. Se ha observado que la heterozigosidad de PTEN y la delección en ratones permite cambios hiperplásicos y displásicos en próstata, colon, piel, y el desarrollo de tumores espontáneos. Se ha asociado el SC con riesgo de desarrollar cáncer de mama durante la vida en un 25-50%, 3 a 10% de riesgo de cáncer de tiroides, siendo el folicular el mas comúnmente encontrado en los pacientes, y 5-10% de riesgo con cáncer endometrial.

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lunes, 15 de mayo de 2017

Trastornos Congénitos de la Coagulación II: Hemofilias

La hemofilia es un trastorno hemorrágico con disminución o ausencia de la actividad procoagulante del factor VIII o del IX. La incidencia es casi constante en las diferentes poblaciones, para la hemofilia A (HA) 1/5-10.000 varones y la hemofilia B (HB) 1/60.000 varones. Es la segunda enfermedad genética hemorrágica más frecuente, después de la enfermedad de von Willebrand (EvW), y la más frecuente de las entidades hereditarias ligadas al cromosoma X. El fenotipo de esta enfermedad es hemorrágico, se observan sangramientos en diversos sitios de la economía condicionados fundamentalmente por los niveles del factor deficiente. Este trastorno afecta casi exclusivamente a varones y las portadoras son las mujeres, salvo algunas excepciones en que pueden aparecer mujeres hemofílicas debido a fenómenos como la inactivación desfavorable del cromosoma X, isodisomía o la concomitancia con un síndrome Turner, entre otras situaciones clínico-genéticas.


Las hemorragias músculo-articulares constituyen el sello distintivo de esta entidad, donde las grandes articulaciones suelen ser diana de sangramientos frecuentes; las más afectadas son: rodilla, codo, tobillo, hombro, cadera, e importantes grupos musculares como: muslo (cuadríceps femoral), pantorrilla (gastrocnemios y sóleos), antebrazo, brazo (bíceps y tríceps), glúteos mayores y de singular importancia, la hemorragia del músculo psoas ilíaco por la forma de presentación y la gravedad que conlleva un sangramiento en esta estructura retroperitoneal. Otras manifestaciones clínicas son las hemorragias observadas en diferentes regiones del cuerpo humano, las del sistema nervioso central, que pueden ser intraparenquimatosas, subaracnoideas o intramedulares, que producen una mortalidad elevada si no son tratadas oportunamente; las pulmonares del parénquima, pleuras o en forma de hemoptisis; las mediastinales, urinarias, digestivas, oftálmicas, de la mucosa oral, entre otras menos frecuentes.

Esta enfermedad está caracterizada por una heterogeneidad fenotípica y alélica. Más de 1.000 mutaciones han sido descritas para cada hemofilia y siempre causan un fenotipo hemorrágico. En el registro más reciente de mutaciones en la HB se encuentran 1.918 pacientes. Se incluyen deleciones de tamaño variable y cerca de 1.500 mutaciones puntuales: con sentido erróneo y sin sentido, en el sitio de empalme, en el promotor, entre otras localizaciones. En el caso de la HA, las mutaciones más frecuentemente observadas son las inversiones, las grandes deleciones y las mutaciones puntuales (con sentido erróneo y sin sentido).




La gravedad de las manifestaciones clínicas va a estar dada fundamentalmente por los niveles plasmáticos del factor VIII (FVIII) y IX (FIX), que han resultado de la mutación que se presenta. Según recomendaciones del Subcomité de los Factores VIII/IX del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Hemostasia y Trombosis, la hemofilia se clasifica en relación con los niveles de actividad de los factores de la coagulación en: severa (actividad menor del 1%), moderada (actividad entre el 1-5%) y leve (actividad mayor del 5 y hasta el 40%). El nivel del factor deficitario es similar en todos los miembros afectados de una familia. Está demostrado que para definir un estado de gravedad no sólo es el nivel del factor el que lo condiciona, sino otros factores que determinarán la capacidad de cada paciente para generar trombina.

Se han estudiado varios factores que podrían influir en las características fenotípicas variables de estos pacientes; entre ellas se encuentran: las características intrínsecas de los factores VIII/IX, la presencia de genes modificadores de los genes de estos factores con efectos epistáticos que influyen sobre la severidad de la enfermedad, por ejemplo, los genes relacionados con ciertos estados trombofílicos. La heterogeneidad del fenotipo, además, se manifiesta de otras disímiles formas; el momento de inicio de las hemorragias suele variar aún en los pacientes con igual severidad. Hay pacientes que han presentado eventos hemorrágicos desde la etapa neonatal, durante el momento del parto, otros en la etapa de lactantes cuando son sometidos a las vacunaciones o punturas. En los niños, los sangramientos más observados son los pequeños hematomas subcutáneos y la ruptura del frenillo labial, que ocurren cuando comienzan a deambular. Otro aspecto a considerar es la variación en la frecuencia de los sangramientos y la afectación que se produce en las articulaciones con el consecuente daño articular.

Otros factores descritos han sido los marcadores de angiogénesis y de respuesta inflamatoria. Se ha sugerido, a partir de investigaciones en la artritis reumatoidea, que los niveles altos de interleucina (IL) 10 e interferón-g pudieran tener un efecto protector contra el deterioro articular. Otros estudios evidencian que el aumento de las citoquinas proinflamatorias IL1b, IL6, factor de necrosis tumoral alfa (TNFα) en la membrana sinovial de las articulaciones de los hemofílicos unido con el hierro, monocitos y fibroblastos locales, son capaces de generar superóxidos y radicales libres que pueden inducir la expresión de diversos oncogenes, entre ellos el c-myc, lo que ejerce un efecto sinérgico en la proliferación y daño articular observado en este grupo de pacientes. Los marcadores de angiogénesis han sido igualmente estudiados, entre ellos, el factor de crecimiento del endotelio vascular, que se ha observado aumentado en pacientes con artropatía crónica.
Una complicación seria y no poco frecuente que caracteriza el fenotipo de estos pacientes, lo constituyen los inhibidores (anticuerpos contra los factores VIII/IX infundidos), que son inducidos por la terapia sustitutiva con una incidencia variable según diferentes estudios. Estos aloanticuerpos inhibidores tipo IgG fundamentalmente clase 4, son anticuerpos neutralizantes que interfieren en la función de los FVIII y FIX con implicaciones clínico-terapéuticas importantes como la dificultad para el remplazo de forma terapéutica de los factores de la coagulación. Está demostrado que los epítopes antigénicos son específicos y están localizados fundamentalmente en las dominios A2, C2, y C1 del FVIII. Esta complicación se observa con mayor frecuencia en la HA, entre el 12-35%, y en la HB es significativamente más baja, entre el 1-4%. La presencia de estos inhibidores agrava la evolución clínica de los pacientes, aumenta los costos del manejo de los eventos hemorrágicos y eleva ampliamente la morbimortalidad. En los pacientes severos se observa con mayor incidencia, alrededor del 50 %, y en los leves y moderados disminuye de forma considerable la incidencia de aparición a valores entre el 3-13%.  Existen diferentes factores de riesgo que parecen relacionarse con la formación de inhibidores que pueden ser genéticos y no genéticos. Dentro de los primeros encontramos el tipo de defecto molecular, etnicidad, inmunofenotipo HLA, defecto molecular de genes de citoquinas e historia familiar. En los de tipo no genéticos se encuentran: el tipo de producto utilizado, la intensidad de las primeras infusiones, la edad de la primera infusión, el número y patrón de exposiciones al factor exógeno, el método de infusión, el producto utilizado, la transfusión sanguínea previa al remplazo del factor, las enfermedades febriles concomitantes y las vacunaciones.







Desde el punto de vista de mutaciones asociadas con estos inhibidores, se observan con mayor frecuencia la inversión del intrón 22, aproximadamente en el 50% de los casos; menos frecuentes están la inversión del intrón 1, las grandes deleciones y las mutaciones sin sentido. La historia familiar se ha demostrado que triplica la probabilidad de que aparezcan los inhibidores. En una pequeña investigación controlada realizada en Estados Unidos, donde se estudiaron 78 pacientes afronorteamericanos con igual severidad y patrón de mutaciones, se demostró mayor prevalencia de 2 haplotipos relacionados con el FVIII. Se evidenció que en este grupo de pacientes, los haplotipos predominantes eran diferentes a los encontrados en los enfermos de origen caucásico. Los productos de remplazo utilizados fueron igualmente estudiados y se observó que en ellos predominaban los haplotipos descritos en los pacientes de origen caucásico. Aunque este fue un estudio pequeño, trató de explicar las diferencias encontradas en pacientes de orígenes africanos y caucásicos.

Es importante conocer si se trata de una nueva mutación o es un caso heredado para establecer un pronóstico frente a otros hijos. En los heredados, suele haber casos familiares. Debido a su transmisión por el cromosoma X, en un varón afecto todas sus hijas serán portadoras y no habrá hijos varones enfermos. Las mujeres portadoras tendrán un 50% de hijos varones afectos y un 50% de mujeres portadoras. Los árboles genealógicos pueden ayudar a establecer a las portadoras obligadas. También, se puede hacer un estudio de la actividad del FVIII o FIX en madres de varones enfermos graves, pues suelen estar disminuidos. El estudio genético es complejo, puesto que se han descrito más de 2.500 mutaciones diferentes, pero puede ayudar a confirmar o descartar las posibles portadoras. De forma excepcional, las mujeres pueden tener clínica y niveles bajos del FVIII o FIX, bien por el fenómeno de inactivación al azar de un cromosoma X (fenómeno de Lyon), por ser portadoras de anomalías en ambos genes, tanto de origen paterno como materno, o por enfermedad de Turner. Se puede realizar un diagnóstico prenatal por biopsia de vellosidad coriónica (10-14 semanas de gestación –SG–) o amniocentesis (15-20 SG). Es posible determinar el sexo del feto a las 7 SG por estudio de DNA fetal en sangre materna y evitar exploraciones más invasivas. También, se ha desarrollado el diagnóstico genético pre-implantacional para seleccionar un embrión carente de la mutación antes de su implantación en el útero.

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