Una de las principales preocupaciones de toda
mujer embarazada es que su bebé nazca sano. Hasta recientemente, los estudios
fetales se limitaban a la amniocentesis. La amniocentesis se utiliza con frecuencia durante el segundo trimestre
de embarazo (por lo
general entre 15 y 18 semanas después del último período menstrual de la
mujer) para diagnosticar o, con mucha mayor frecuencia, descartar la
presencia de ciertos defectos cromosómicos y genéticos. Se trata de una
prueba rutinaria y se realiza únicamente si el médico sospecha alguna anomalía
que no pueda detectarse mediante otras pruebas, lo cual constituiría una interferencia
seria en el embarazo. En casos de incompatibilidad
Rh, el
contenido de bilirrubina en el líquido indicará si el bebé requiere una
transfusión intrauterina. La amniocentesis se realiza para determinar si el
bebé tiene:
·
Alguna aneuploidía como el síndrome de Down (trisomía del par 21)
·
Alguna enfermedad que afecte las funciones
metabólicas, neurológicas, etc.
Realizada
por un experto y con la ayuda de un escáner por ultrasonido, para determinar la
posición de la placenta y del bebé, el riesgo de aborto es menor que con la
prueba de la biopsia corial transvaginal (2%), pero es el mismo que el de la
biopsia corial transabdominal (0.8 %).
Gracias
al avance de la genética molecular en la actualidad existen técnicas
alternativas que o bien ofrecen mucha mayor información acerca de posibles
mutaciones presentes en el embrión, o bien ofrecen un riesgo al embrión mucho
menor que la amniocentesis la tradicional.
La
primera de estas pruebas se basa en
un array (KaryoNIM) que analiza la
presencia de mutaciones asociadas con hasta
124 síndromes y enfermedades genéticas, en gran parte relacionadas con
enfermedades del desarrollo cognitivo. Se trata además de una prueba
relativamente rápida ya que desde la llegada de la muestra al laboratorio hasta
que se emite el informe sólo se necesitan 5 días laborales. El problema de esta prueba es que para
realizarla se necesita obtener muestras de líquido amniótico (amniocentesis) o
bien de vellosidad corial lo que supone que presenta el mismo riesgo para el
embrión que una amniocentesis tradicional.
Recientemente,
se ha descubierto que en la sangre periférica de las mujeres embarazadas se
pueden encontrar células fetales. El ADN de estas células puede ser obtenido y
analizado permitiendo la realización de tests genéticos prenatales (TrisoNIM, Neobona) sin riesgo ni para el embrión ni para
la madre. Además, esta tecnología es muy
flexible a diferencia de las 2 anteriores lo que permite que existan diversas
opciones para adecuar la técnica a cada paciente de la manera más eficaz y se puede realizar a partir de la 10 semana de embarazo (antes que las otras opciones).
Finalmente, permite analizar más mutaciones que una amniocentesis tradicional
pero menos que el array (KaryoNIM).
Todas
estas técnicas están disponibles en la Unidad de Consejo Genético del Hospital
Dr. Gálvez a disposición de todas las pacientes que así lo soliciten junto con
un equipo profesional que les ayudará a elegir aquella prueba que mejor se
adecúe al historial médico personal y familiar de cada paciente. Para aclarar cualquier duda, si quiere más información o si
quiere solicitar una consulta, no dude en contactar con las consultas externas
del Hospital Dr. Gálvez en www.hospitalgalvez.com, por correo electrónico en la dirección consultas@hospitalgalvez.com o llamando al teléfono 952062808.
Semana de la gestación a partir de la cual se pueden realizar las distintas pruebas genéticas pre-embrionarias |
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